La hipnosis es una potente herramienta psicoterapéutica, que consta de base científica. No es una terapia en sí, sino una herramienta dentro de un marco terapéutico. Uno de los aspectos importantes de la hipnosis es que permite activar el hemisferio derecho relacionado con las funciones de creatividad y del mundo emocional, generando cambios neurofisiológicos, que han sido estudiados.
La hipnosis en una forma de comunicación donde colaboran el hipnotizador y el hipnotizado, llevando a éste a un estado alterado de conciencia, donde se genera un estado profundo de relajación, atención y concentración, favoreciendo así unas condiciones óptimas para el trabajo terapéutico. Se logra así una experiencia interna distinta. La hipnosis favorece que el hipnotizado resuelva sus problemas de una manera más creativa y con mejor motivación, que le permita activar sus recursos. Favorece la receptividad y el acceso al inconsciente. Al contrario que en el hemisferio izquierdo, que es donde se activan todas nuestras defensas.
Una de las utilidades es activar recursos internos tales como motivaciones, estados emocionales, actitudes, reestructurar creencias, reforzar el trabajo terapéutico. Está indicado para problemas de ansiedad, fobias, estados depresivos, autoestima, etc.
Se ha generado muchas creencias y mitos falsos sobre la hipnosis, que es fundamental aclarar y desmentir. Destacar que la hipnosis no es un estado pasivo, requiere esfuerzo, atención y concentración por parte de hipnotizado. La persona siempre tiene el control de lo que hace y nunca actúa en contra de su voluntad. No es magia como se ha dado a entender. Algunos mitos serían:
“La persona hipnótica está inconsciente y dormida”
“Quedarse atrapado o no poder salir del estado hipnótico”
“Solo los débiles son hipnotizables”
“La hipnosis pone a la persona bajo el control del hipnotizador”
“El hipnotizador puede obligar a la persona a actuar en contra de su voluntad”
“Te obliga a decir siempre la verdad”
“La hipnosis puede curar cualquier trastorno”