El perfeccionismo es un rasgo de la personalidad, que presenta diferentes grados. Es importante diferenciar la tendencia a querer mejorar y hacer las cosas bien, que es una actitud muy positiva, al sufrimiento de tener la exigencia constante de hacer las cosas perfectas para sentirse bien.
Cuando este rasgo está acentuado y se vive de una manera extrema e insana genera una serie de dinámicas internas y sentimientos displacenteros.
El perfeccionista en el fondo tiene un miedo central, que es el que le mueve: le aterroriza el riesgo a poner en peligro su valía personal, a ser defectuoso. Tiene especial miedo a fracasar y a cometer errores, a decepcionar a los demás, a no ser aceptado.
Los sentimientos de los que se protege constantemente y que trata de evitar son la vergüenza y la culpa. Detrás del carácter perfeccionista hay mucha vergüenza y se vale de un “coraza” perfeccionista para defenderse y no tocar con esos sentimientos dolorosos que le acechan con facilidad.
Las creencias que hay detrás de este patrón de funcionamiento son autodestructivas: “es intolerable hacer las cosas mal” “No soy lo suficiente” “Vales o eres bueno si lo haces perfecto”. La persona se somete a un juicio constante de sí mismo y también hacia los demás.
Inevitablemente la persona termina conectando con la ansiedad (no puede controlarlo todo), con el bloqueo (por miedo a hacerlo mal mejor no lo hago), y enredándose fácilmente en un bucle adictivo (tengo que hacerlo todo bien para sentirme bien y sentirme aceptado).
¿CÓMO INTEGRAR ESTE ASPECTO DE LA PERSONALIDAD y LLEVARLO A UN PUNTO SANO?
- En el EQUILIBRIO está la virtud, ya lo decía Aristóteles. El perfeccionista tiene que trabajar la tolerancia al error y bajar esas expectativas ideales.
- RESILIENCIA frente a la VERGÜENZA, emoción que tiene que aprender a tolerar e integrarla dentro de sí mismo.
- AUTOCOMPASIÓN Y EMPATÍA hacia el sufrimiento y los miedos de uno mismo.
- Tomar conciencia e IDENTIFICAR a su “JUEZ INTERIOR”, reconocer su “voz” y darse cuenta de cómo afecta al bienestar de la persona.
- SOLTAR lo que piensen los demás.